Qué hacer ante un Ataque de Pánico

Begoña Fernández Psicóloga de Madrid es experta en Terapia Cognitivo-ConductualPremio Doctor Gómez Ulla a la Excelencia Sanitaria 2019

Un ataque de pánico o de ansiedad es un conjunto de síntomas fisiológicos de intensidad alta que experimenta nuestro cuerpo ante la posibilidad de una amenaza o peligro. Entre estos síntomas están:

  • Palpitaciones
  • Dificultad para respirar o falta de aire
  • Sentir mareos
  • Sensación de irrealidad
  • Sensación de no sentir algún miembro de nuestro cuerpo
  • Pensar que nos vamos a morir o que nos vamos a volvernos locos

Los trastornos de ansiedad son los más comunes y en la actualidad se han multiplicado, y son los que más consultas requieren en los despachos de los profesionales de la salud mental.

Las exigencias de la vida moderna están en la base del aumento de dichos trastornos, el querer llegar a lo que se nos marca, ser cada vez más esclavos de las dinámicas de exigencia constante tanto por parte de la sociedad como de las redes sociales: llegar a tener unos estándares altos de apariencia física, laboral o académica etc.

Cuando se somete al cuerpo y a la mente a una carga constante, es fácil que los síntomas de ansiedad se disparen, pudiendo llegar a tener un ataque de pánico.

La persona que lo experimenta se puede ver envuelta en una espiral de miedo a que le vuelva a ocurrir, lo que le hará estar continuamente pendiente de su sintomatología para asegurarse de que no le va a volver a dar otro ataque de ansiedad.

Esta situación conduce a desarrollar conductas limitantes, es decir, que nos limitan el día a día, como por ejemplo evitar ciertas situaciones que la persona no considera seguras, como puede ser por ejemplo viajar en metro, u otros lugares donde escapar sería difícil.

Esto provoca un segundo problema, que es el aislamiento, además de la angustia constante y la sensación de hipervigilancia a los síntomas corporales.

La preocupación por volver a tener otro ataque de pánico hace que desarrollemos un estado de hipervigilancia. A esto se le conoce como “miedo al miedo”.
Otro aspecto que dificulta la mejoría son las conductas de evitación que nos generamos para “asegurarnos” que no vamos a tener otra crisis de ansiedad.
Por conductas de evitación me refiero a todas esas cosas que dejamos de hacer porque nos dan inseguridad.

¿Cómo salir de ahí? Un aspecto muy importante para salir de este círculo vicioso es trabajar los pensamientos catastrofistas, que son los que, en última instancia dan lugar al ataque de pánico. Por ejemplo: “Voy a morir asfixiado porque me falta el aire”. “Me voy a caer desmayado al suelo”.

  1. Hay que tener en cuenta que, el ataque de pánico en sí mismo es inofensivo.
    No provoca enfermedades físicas. Lo que ocurre es que sus síntomas asustan porque el estado de alerta que tiene el cuerpo produce síntomas muy molestos.
  2. Las técnicas de distracción son muy importantes a la hora de manejar los pensamientos catastrofistas que están en la base del miedo. Poner la atención en otra cosa que atrape nuestra atención. Si lo conseguimos, nos daremos cuenta de que, aunque la ansiedad todavía siga ahí, al menos habremos conseguido disminuir su intensidad.
  3.  A veces, son los intentos por controlar la ansiedad lo que hace que ésta no se vaya, o a veces se incremente. Es como intentar que no salga el vapor de agua de una olla a presión. Ésto está relacionado con la actitud de “luchar”: luchar contra la ansiedad como si del enemigo se tratara.
    En vez de eso, cuando nos damos permiso para estar nerviosos, intranquilos o para dejar que los síntomas tengan lugar, éstos se disuelven con más facilidad.

Consejos para calmar un ataque de pánico

Si no puedes llegar a controlar las situaciones de pánico que experimentas y además se repiten en el tiempo es posible que necesites ayuda de un profesional para reconducir esas sensaciones de angustia y miedos.

Nuestra psicóloga de Madrid Colegiada Nº M-1690,1 Begoña Fernández, te guiará y te ofrecerá toda la ayuda que necesites para que puedas controlar la ansiedad y los nervios que surgen en esas situaciones puntuales.

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