Deja de preocuparte por todo

Begoña Fernández Psicóloga de Madrid es experta en Terapia Cognitivo-ConductualPremio Doctor Gómez Ulla a la Excelencia Sanitaria 2019

Vamos a explicar qué provocan las preocupaciones. Imagínate que estás haciendo la maleta para irte de viaje y al mismo tiempo tu cabeza está adelantando posibles escenarios acerca de las cosas negativas que te podrían suceder.

“¿Y si el taxi no llega a tiempo a buscarme?” “entonces llegaré tarde al aeropuerto, o a lo mejor incluso pierdo el vuelo. “¿Y si extravío mi pasaporte?”.

Todos esos pensamientos circulares en forma de ¿Y si? acerca de una situación en donde no se llega a ninguna solución ni se resuelve nada, nos mantienen en estado de alerta, provocando ansiedad.

Normalmente solemos preocuparnos por temas en donde no tenemos percepción de control: no tenemos la certeza de lo que va a suceder ni cómo se van a desarrollar los acontecimientos.

Suelen ser situaciones a las que no nos enfrentamos a diario las que menos percepción de control nos generan y crean una sensación de incertidumbre que es percibida como desagradable por el que la siente.

Nuestro día a día es muy acelerado, vamos muy rápido y solemos pasar de una tarea a otra constantemente con el fin de llegar a todo.

Esa dinámica, a la larga crea ansiedad, tanto física como cognitiva.

Podemos definir el acto de preocuparse como un tipo de ansiedad mental o cognitiva cuyos síntomas son, entre otros el estado de intranquilidad.

Ese estado a su vez va a repercutir en nuestro cuerpo, dándonos los clásicos síntomas de ansiedad que todos conocemos:

  1. palpitaciones del corazón,
  2. presión en el pecho,
  3. respiración entrecortada,
  4. sensación de no tener la mente clara
  5. etc..

Si hacemos esta pregunta a alguien que se preocupa mucho te dirá que ninguna, que no sacan nada en claro. Otros te dirán que “al menos parece que estoy haciendo algo” que “no me voy a quedar de brazos cruzados”.

Lo que estas personas buscan es CONTROL. Tener la situación más controlada a pesar de que saben que esto a la larga no es eficaz: sólo por recrearse en los peores escenarios que puedan suceder no nos garantiza que no vaya a suceder.

Aun así, hay una creencia popular muy extendida: “Al menos estoy haciendo algo” “Si no me preocupo, parece que no me importa”. Al final, lo único que se consigue de verdad es alterar nuestro cuerpo y mente inútilmente.

En todo proceso de preocupación hay una DUDA que se quiere resolver, una sensación de INCERTIDUMBRE.

Es precisamente esa falta de tolerancia a esa sensación de incertidumbre la que hace que nos mantengamos en el círculo de la preocupación, rumiando la cadena de pensamientos una y otra vez.

  • Por lo tanto, lo primero es: aprender a tolerar la incertidumbre. No buscar certezas al 100% en cada situación.
  • Otra cosa importante es ver las creencias disfuncionales que pueden estar en la base de preocuparse: La idea de que preocuparse es estar haciendo algo. Los que no se preocupan son irresponsables, o pasotas. U otra creencia muy extendida: Si me pongo en lo peor, eso ya no pasará.
  • Aprender a entrenar la mente en estar en el momento presente, a no divagar en situaciones pasadas ni futuras. Normalmente en el presente hay control. Es en el futuro donde no lo hay.

Nuestra psicóloga de Madrid Colegiada Nº M-1690,1 Begoña Fernández te ayudará en lo que necesites y con ella aprenderás técnicas sobre autocontrol para dominar esas preocupaciones que constantemente te asaltan, te generan miedo y no te dejan llevar una vida plena y saludable.

Somos un Centro autorizado por la Consejería de Sanidad y Consumo Comunidad de Madrid con Número de Registro CS7737.